Recuerdo una vez que tuve que tomar un autobús nocturno para llegar a mi destino. Era una larga travesía que comenzaba al anochecer y terminaba en la madrugada. Estaba agotado por el día que había tenido y esperaba ansiosamente poder descansar un poco durante el viaje. Tan pronto como me acomodé en mi asiento, me di cuenta de lo difícil…