Porque las tortugas caminan lento
Ah, las tortugas, ¿te has fijado en cómo se mueven? Es como si estuvieran susurrándole un secreto al tiempo. No es que sean lentas por simple pereza, no. Es algo más profundo, casi como si supieran algo que nosotros ignoramos.
Mira, mientras nosotros corremos, estresados, con prisa por llegar a cualquier parte, ellas parecen tenerlo claro: no se trata de ir rápido, sino de avanzar con propósito. Cada paso suyo, aunque pequeño, tiene un peso, una intención. ¿Y si caminar lento fuera su forma de burlarse del reloj? Como si supieran que al final, todo llega.
Dicen que llevan el mundo en su espalda, su caparazón. ¿No es curioso? Quizá esa carga las obliga a tomarse la vida con calma, o quizá sea una lección disfrazada: que a veces, lo que parece un lastre es en realidad lo que nos protege, lo que nos hace invencibles.
O quién sabe, tal vez las tortugas caminan lento porque simplemente no tienen nada que demostrarle a nadie. ¿Qué prisa puede tener alguien que puede vivir más de 100 años? Piensa en eso. Tal vez ellas ya resolvieron el enigma de la vida mientras nosotros todavía estamos corriendo detrás de respuestas.